jueves, 11 de abril de 2013

La ciencia del sexo




SER INTELIGENTES EN LA CAMA

Para solucionar los problemas de sexo en la pareja. Entre las múltiples inteligencias también se incluye la sexual,   se puede potenciar.



CONSULTAR ES CLAVE

"Un buen amante no nace, se hace". La frase, que se escucha a menudo, puede parecer obvia, pero detrás subyace un concepto no muy extendido por estas latitudes: la inteligencia sexual, una cualidad presente en todos y que —lo mejor, según los expertos— se puede desarrollar.

Desde principios de los 80 el concepto de inteligencia cambió. Fue entonces cuando Howard Garner postuló que hay ocho tipos de inteligencias, ninguna más importante que la otra, aunque la sociedad suele priorizar dos: la lingüística y la lógico-formal. El tema estaría lejos de agotarse allí. Además de que se fueron agregando otros ítems, en 2002 la pareja de psicólogos Sheree Conrad y Michael Milburn, investigadores de la Universidad de Massachussets (Estados Unidos), acuñaron el concepto de inteligencia sexual basada en tres pilares: adquirir los conocimientos, hablar de sexo con la pareja y superar las inhibiciones.

Estos expertos estudiaron a 500 personas de distintas edades mediante un test que permitía obtener un "coeficiente sexual" y también saber el grado de satisfacción.  75% de los estadounidenses confiesa que el sexo es importante o esencial para su vida pero, al mismo tiempo, la mitad dice que constituye causa de estrés o preocupación.

Quienes estaban sexualmente satisfechos tenían actitudes y comportamientos sexuales totalmente distintos a los que se sentían decepcionados o frustrados. La mayoría de las personas deseaban tener una vida sexual satisfactoria y plena, y muchas sufrían en silencio por padecer de problemas sexuales que no se animaban a confesar. En cambio, los que consultaban encontraban gran alivio en ser escuchados, aprendiendo a ser sexualmente eficaces y felices.

"Para lograr esto concluyeron que debemos pensar y actuar en relación al sexo, completamente diferente a como solemos hacerlo. Ser sexualmente inteligentes no significa solamente conocer acerca del aparato reproductor, los métodos anticonceptivos o las enfermedades de transmisión sexual, si bien es indispensable, ni tampoco acerca de ser más liberales, o aprender nuevas posturas y técnicas sexuales, es ser sexualmente efectivos. Significa, fundamentalmente y en primer lugar, conocernos a nosotros mismos como seres sexuales, reconocer y aceptar qué necesitamos en verdad para sentirnos sexualmente satisfechos, y también qué necesita nuestra pareja. Esta es la clave, aunque no es sencillo", resumen la psicóloga y sexóloga Rosana Pombo, directora del Centro Médico Sexológico Plenus.

¿Cuál es el desafío entonces? Por un lado, estar profunda e íntimamente familiarizados con los sentimientos sexuales y aprender a relacionarse de una forma directa o sincera. El problema empieza cuando en realidad no nos conocemos sexualmente o, aún peor, cuando esperamos que el otro adivine qué necesitamos para así disfrutar. Es que, a menudo, personas abiertas en la comunicación en varios planos no lo son a nivel sexual. Así quedan ocultos deseos, fantasías y aumenta la vergüenza. Y también aparecen disfunciones sexuales.


COMPLICACIONES

En todas estas inhibiciones subyace el miedo a preguntar e informarse. Es el principal escollo que la persona deberá sortear para ir al especialista e intentar solucionar su problema o la dificultad que tiene con su pareja.

Ese miedo es irracional, está basado en falsas creencias, como que con el tiempo (la dificultad) se solucionará sola, que es vergonzoso hablar de la intimidad con un extraño, que es algo terrible tener una disfunción sexual, que se es el único que padece tal problema o uno de esa magnitud, que ese inconveniente lo padecen solo las personas mayores, que los tratamientos farmacológicos generan dependencia, que las estrategias psicológicas llevan mucho tiempo, que será muy difícil solucionar su problema, etcétera.

"Estos pensamientos son negativos, disfuncionales y muchas veces generan tal monto de ansiedad que la persona nunca llega a concretar la consulta. Tomar conciencia, reconocer y aceptar que se tiene un problema, es el paso fundamental para buscar ayuda. Es pensar, sentir y actuar de forma positiva y funcional, con inteligencia sexual", dice Pombo.

Carlos Moreira, psiquiatra y sexólogo y director de la Clínica Masters, señala que la eyaculación precoz es el principal problema por el que consultan los hombres: afecta al 30% y es la dificultad "que rompe más parejas". Le sigue la disfunción eréctil ("que por encima de los 40 no debe taparse por la pastilla y amerita un buen chequeo médico") y la andropausia (que afecta al 20% de los mayores de 40 años). En las mujeres, en tanto, se destacan entre las dificultades el bajo deseo sexual (afecta a más del 30% de las mujeres), trastornos del orgasmo ("hay que discriminar bien los factores actuantes") y vaginismo (que impide la penetración).

A todo esto se le agrega las ya mencionadas dificultades con la comunicación sexual, que son detectadas con mucha frecuencia en la consulta. "Se explica por la presencia de diferentes mitos y tabúes, como que si hay amor y tiempo suficiente de estar juntos él debería saber lo que me gusta", en que la sexualidad es interpretada según el modelo de funcionamiento sexual masculino —por lo tanto es muy común encontrar que el varón no dedica a la mujer el tiempo y el estímulo suficiente para que se excite adecuadamente—, que no coinciden en sus ritmos sexuales, que la mujer no se atreve a tomar la iniciativa sexual por inhibiciones, que el varón sueña que su pareja tenga el comportamiento sexual que vio en las películas pornográficas y que ella tanto rechaza", consigna Pombo.

El problema es cuando estas cuestiones no se hablan o se comunican a través de reclamos y de exigencias. Por eso los expertos destacan la importancia de consultar cuando hay problemas. "Encuentran un lugar donde expresarse, conocerse a sí mismo y al otro, identificar creencias irracionales, miedos y prejuicios, incorporar conocimientos y desarrollar habilidades para sí mismos y para comunicarse sexualmente con el otro de una forma más asertiva, eficiente y satisfactoria", señala la psicóloga. Por su parte, Moreira señala que una terapia enfocada a lo sexual, que implica tres o cuatro sesiones con un encare conductivo-conductual, y que incluye "tareas domiciliarias", es "muy movilizante y cambia conductas estereotipadas con los años".
 

¿CÓMO MANTENER LA ATRACCIÓN EN LA PAREJA?

Hace unos 10 años, la publicación de Inteligencia Erótica de Esther Perel causó revuelo en el ámbito internacional. El libro fue editado en 22 países, traducido a 16 idiomas y la experta vino a Uruguay, recuerda el sexólogo y psiquiatra Carlos Moreira, director de la Clínica Masters.

"Es un enfoque que, dejando un poco de lado lo romántico, habla del sexo como una tarea a resolver con inteligencia por dos adultos. Su pregunta esencial es cómo mantener la atracción sexual entre dos personas que se aman y quieren seguir juntas. Este problema central desvela a sexólogos y filósofos contemporáneos", resume el experto. Y agrega algunas recomendaciones: "Potenciar en el sexo lo transgresor (la adrenalina), hacerlo en lugares prohibidos, con algún riesgo, buscar situaciones nuevas, ir a los lugares adonde nos enamoramos y, muy importante, ir al sexo descansado y sin estrés (sin celular ni computadora ni agenda). Cuesta mucho instrumentarlo y es fácil decirlo".


  LA MENTE,  PRINCIPAL ATRACTIVO  

Cuando conocen a una persona se interesan más por la conversación que por cuestiones como el peinado o la ropa. Se fijan más en talentos y actitudes que en lo físico. El vocabulario y los temas de los que hablan pasan a ser parte fundamental de la seducción. En momentos en que tanto se habla del atractivo físico, una nueva tendencia parece romper con los esquemas y ganar terreno. Son los llamados sapiosexuales, personas que se sienten atraídas sexualmente por la inteligencia del otro.

"Hoy la gente está volviendo a los viejos valores humanos", resume la psicóloga y sexóloga Rosana Pombo, directora del Centro Médico Sexológico Plenus. Se refiere a que en estos tiempos, donde tener sexo es más fácil que algunas décadas atrás, se apunta otra vez a conquistar con atributos como la inteligencia o una conversación interesante. "Los sapiosexuales son gente que no se guía por cuestiones físicas o de otra índole, valora en la elección la inteligencia y siente por ello excitación sexual. Pese a ello, no tiene que ser necesariamente para tener relaciones sexuales casuales, sino que se orienta más a una elección a largo plazo", dice, por su parte, Miren Larrazabal, psicóloga, sexóloga y presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología al diario ABC. Un comentario acertado o un conocimiento amplio en un área puede conquistar y excitar a una persona sapiosexual. Si bien el término se aplica tanto a hombres como a mujeres, los expertos señalan al sexo femenino como el que más sapiosexuales alberga, quizás porque en estudios ellas priorizan atributos intelectuales antes que sus pares hombres.

Encuentre pareja siguiendo consejos de un científico


La idea de la Ciencia del Sexo nació de lo que este 'Robin Hood del conocimiento' define como "rascar donde no pica": "indagar en aquellos temas por los que inicialmente no sientes curiosidad para lograr despertarla".
"La ciencia del sexo era un tema que no me picaba académicamente, pero en un congreso descubrí a una investigadora que en diez minutos me dijo cosas interesantísimas, decido rascar donde no pica, y así me doy cuenta de que casi nada estaba por contar en la ciencia del sexo", explica Estupinyà en una entrevista con Efe.
Ahora le toca al lector descubrir cosas como que los científicos pueden prever si dos personas que se conocen formarán una pareja estable observando su actividad cerebral, que hay genes específicos asociados a la infidelidad, o a que las posibilidades de ligar son más altas si tanto chico o chica salen acompañados de una amiga.
Aprendemos también que nuestro comportamiento sexual está dominado por hormonas de nombres tan exóticos como dopamina, serotonima, endocrinas o noradrenalina. Ellas son las culpables de cuando estamos estresados, un beso de amor nos relaje, o de que una mujer se vea mucho más atractiva y despierte más interés en la segunda semana del ciclo, cuando tiene los estrógenos por las nubes que si estuviera en una base con altos niveles de progesterona.
La ciencia ha encontrado respuesta a casi todo lo que nos pasa con el sexo: así, si una mujer difícilmente alcanza el orgasmo durante el coito puede ser debido a que tenga el clítoris muy separado de la vagina, mientras que gatillazos y eyaculación precoz suelen deberse a que los nervios y el estrés ante la excitación pueden bloquearla.
En este libro imprescindible para conocer mejor nuestro cuerpo y perder prejuicios descubrimos que la mayoría de parejas sadomasoquistas tienen mejor comunicación entre ellos que las convencionales, o que frecuentar locales de intercambio de pareja suele ser enriquecedor para quienes lo practican.
Uno de los tantos estudios científicos citados concluye que el perfil de quienes practican el intercambio de parejas no es el de una pareja en crisis o infeliz, sino más bien el de quienes "buscan nuevas sensaciones dentro de la pareja, rompiendo convencionalismos".
A Estupinyà otra de las cosas que más le ha llamado la atención ha sido cómo los hombres que practican sexo tántrico alcanzan orgasmos sin eyaculación, o las mujeres que llegan al mismo a través del deporte, o los discantados que sienten deseo a pesar de haber perdido la sensibilidad en sus genitales.
Aún así, el 'Ladrón de cerebros' considera que en la ciencia de sexo... "casi todo está por descubrir", y cree que algunas las áreas en las que más conocimiento falta son, por ejemplo, la de los efectos secundarios relacionados con el sexo en los medicamentos, el desarrollo sexual del niño o los procesos que hacen que un pedófilo se convierta en pederasta.
Aún con tanta incertidumbre todavía por desvelar, en la ciencia del sexo existe un extendido consenso en torno a la más clásica de las cuestiones: "el enamoramiento correspondido es el estado de máxima felicidad, bienestar emocional y salud física".
Y es así porque el vínculo con la persona amada nos hace generar en grandes dosis una embaucadora hormona llamada dopamina, que logra que solo pensar en que vamos a verla nos produzca bienestar y motivación, mientras que estar con ella nos cause una absoluta revolución.
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